Vulnerabilidad vs debilidad: diferencias

Empezaré haciéndote unas preguntas: cuando no sabes algo, en tu familia, en tu trabajo, ¿lo dices? ¿o sales como puedes de la situación? y también te pregunto: ¿te animas a pedir ayuda cuando la necesitas? y si lo haces, ¿te sientes cómod@? ¿o sientes vergüenza?

Si te cuesta reconocer que no sabes algo, si te cuesta pedir ayuda o te hace sentir incómod@, puede ser que sientas que cualquiera de estas circunstancias te hace débil ante l@s demás. Es algo cultural, hemos oído muchas veces, por ejemplo, que si no sabes algo, te van a suspender, te van a despedir, y de niñ@s podemos asociarlo a que nos quieran. Si sabes todo, eres buen@, eres inteligente, y te querremos…

Si pides ayuda, es que no sabes hacer las cosas sol@, no eres válid@… o quizá te comparas: si mi madre, o mi hermano, o mi compañera de trabajo lo pueden hacer, pues yo también tengo que poder hacerlo.

Generalmente asociamos todo esto a la debilidad, a ser débiles. Sin embargo, desde el coaching se denomina vulnerabilidad, ser vulnerables.

Reconocer lo que nos pasa, pedir ayuda, reconocer que no sabemos, puede ser visto como una fortaleza, ya que las demás personas nos pueden percibir como personas honestas, cercanas y con las que es más fácil conectar.

Si lo vivimos como una debilidad, cuando tengamos alguna dificultad la vamos a ocultar, vamos a vivir con temor de que otras personas noten lo que nos sucede. Incluso puede que no podamos reconocernos a nosotr@s mism@s esa debilidad. Surgen entonces esas expresiones como “puedo yo sol@”, “no necesito nada de nadie”, “no tengo nada que agradecerte”, porque incluso puede que nos resulte difícil agradecer: puede que agradecer también lo sintamos como una exposición o una debilidad. 

Y si nos equivocamos, viviremos el error de una forma negativa, posiblemente escondiéndolo, que nadie se de cuenta de que me he equivocado.

Si lo vivimos como una fortaleza, será mucho más fácil aceptar nuestras limitaciones y carencias, aceptar que no sabemos o que no podemos con todo, y por ello podremos pedir ayuda o expresar qué nos ocurre o qué necesitamos para lograr lo que queremos. 

Surgen entonces otro tipo de expresiones, como “no sé”, “necesito ayuda con esto”, “te agradezco mucho tu ayuda”, “me parece admirable lo que haces”. 

Y estaremos más abiert@s a aprender de las personas que nos ayudan. Esto puede ir acompañado de una actitud de humildad que suele abrir muchas puertas, tanto en el nivel personal como en el nivel profesional, en la empresa. 

Las demás personas suelen responder a ello con simpatía, solidaridad y comprensión.

Esto no implica que nos desprotejamos totalmente en todas las situaciones, en todos los ámbitos, sino que aceptamos el hecho de que somos human@s, que nos equivocamos y que necesitamos a veces ayuda. 

Y hacerlo nos conecta con las demás personas, hace que vivamos con menos miedo y con más fluidez.

Como en otras ocasiones, la aceptación y el equilibrio son fundamentales.

Ir al contenido