Actitudes y comportamientos

Cuando hablamos de actitudes, habitualmente nos referimos a ellas como positivas o buenas, negativas o malas. Sin embargo, todavía no hay un acuerdo total para definir las actitudes, ya que tienen diferentes componentes.

En general, lo que sucede es que cuando conocemos a alguien, o nos encontramos con alguien, de forma inconsciente la enjuiciamos. Y según lo que sintamos y/o pensemos, vamos a tener una actitud hacia esa persona. Esto lo hacemos para simplificar, es algo que hacemos de forma automática, porque el cuerpo y el cerebro tratan de mantenernos viv@s.

Por ejemplo, si lo que percibo en la persona es algo que siento como agresividad, mi actitud querrá “salvarme” del peligro, y me puedo poner en una actitud defensiva, o también agresiva.

Hay diferentes teorías con respecto a cuáles son los componentes de la actitud. En general, se dice que está conformada por creencias, pensamientos, sentimientos y comportamientos. 

Es decir, si he conocido a alguien que creo que es alegre, seguramente me generará sentimientos positivos, tendré una actitud positiva hacia ella, pensaré también positivamente sobre ella y sentiré alegría cuando la vuelva a ver.

Una teoría dice que la clave en la actitud es la emoción, que sería lo que provocaría comportamientos coherentes. 

Por ejemplo, si pensamos que una persona es muy positiva y nos pide ayuda, pero en ese momento tenemos emociones “negativas” (porque no nos guste lo que nos ha pedido, por ejemplo), no lo haremos. 

Pero si en el momento en que esa persona nos pide ayuda se generan emociones “positivas” (nos apetece mucho lo que nos ha pedido), seguramente la ayudaremos con una actitud muy favorable, con un comportamiento coherente.

Lo que yo creo sobre alguien hace que tenga una actitud hacia esa persona, lo que yo pienso sobre alguien hace que tenga una actitud hacia ella, lo que yo siento respecto a alguien hace que tenga una actitud hacia ella, el comportamiento que veo en esa persona hace que tenga una actitud hacia ella. 

Y si puedo darme cuenta de qué creencias tengo respecto a esa persona, de qué estoy pensando sobre esa persona, de qué estoy sintiendo hacia esa persona, de qué hace que esa persona tenga una actitud determinada hacia mí, podré empezar a elegir mi actitud ante esa persona. Esto es la base la consciencia, poder elegir.

Además de todo lo hablado, también tienen mucha influencia los valores. Dependiendo de cuáles sean mis valores, y cuáles sean los valores de la otra persona, tendremos una actitud u otra hacia sus comportamientos. Los comportamientos nos dicen mucho de los valores que tenemos. 

Reflexionar sobre todo esto puede ayudarme a entender cuál es mi actitud hacia alguien, o cuál es la actitud de alguien hacia mi.

Ir al contenido