Soltando expectativas

Retomamos lo dicho en la meditación del 22 de octubre, que tenéis a vuestra disposición en el canal de YouTube, que se titula “expectativa o esperanza”. En ella decíamos que generamos expectativas cuando tenemos la esperanza o ilusión de realizar o conseguir algo, de tener un determinado resultado, y no tomamos acción para llegar a ese objetivo y no expresamos a l@s demás lo que estamos esperando. 

Por ejemplo: tengo la expectativa de conseguir un aumento de sueldo, y entonces miro mal a los que lo consiguen, me comparo, y me amargo pensando por qué se lo dan a otr@s y a mi no. 

O castigo a mis hij@s o me desespero con ell@s, porque pienso que son capaces de hacer lo que yo pienso que tienen que hacer, pero no tomo acción, ni les pregunto qué necesitan para aprobar el curso, o para conseguir un resultado determinado en lo que hagan. 

O me pongo furios@ con mi pareja, porque estoy esperando que él o ella tome la iniciativa de satisfacer mi necesidad de que vaya a comprar a la tienda, por ejemplo, sin que yo se lo haya pedido.

 

En la expectativa hay “yo espero que…”, “yo había dado por hecho que…”, “yo creía que…”, “yo supongo que…”, “yo pensé que…”. Todo esto puede generar frustración, resentimiento, quejas, incluso sufrimiento.

 

Entonces, una forma de soltar la expectativa es darnos cuenta de que estamos teniendo expectativas porque decimos estas expresiones. 

Una de las más comunes es “yo creía que”. Si empezáis a fijaros, es muy fácil que os déis cuenta de que estáis pensando o diciéndolo.

Entonces, como suelo deciros hablando de otros temas, lo primero es observarse, darse cuenta. Si digo alguna de estas expresiones, puedo empezar a entender que estoy teniendo expectativas.

 

Otra de las características es que, cuando tengo una expectativa sobre algo o alguien, me quedo esperando, tengo una actitud pasiva, no tomo acción ni digo en voz alta lo que estoy esperando. 

Así que otra forma de soltar la expectativa y convertirla en una ilusión o esperanza es tomar acción. Y una forma de accionar es pedir lo que necesitamos, lo que queremos. 

 

Entonces, según los ejemplos anteriores, tengo la esperanza o la ilusión, de conseguir un aumento de sueldo, o de que mis hij@s estudien y aprueben, o de que mi pareja vaya a comprar a la tienda. 

Así que: preparo las razones que puedo decir en la reunión con la jefa o el jefe y concierto una cita con ella/él para decírselas y pedirle el aumento de sueldo.

O busco la forma de ayudar a mis hij@s: profesores de apoyo, hablar con profesores, lo que crea que pueda ayudar. Y le pido a mi pareja que vaya a comprar a la tienda. 

 

Hacer peticiones específicas, directas, puede ayudarnos a resolver esta parte de la expectativa. Quién, cómo, cuándo y dónde son las preguntas a aclarar: “te pido, por favor, que vayas a la tienda hoy cuando salgas del trabajo y compres lo que hay en esta lista de la compra”. De esto hablamos y trabajamos en los talleres de comunicación asertiva.

 

Cuando hacemos peticiones generamos acción, ya no es una expectativa. 

Y luego llega la respuesta, que es otro tema aparte, porque nos pueden decir que sí o que no (que es otro tema más, cómo gestionar el no).

Y entonces se genera una conversación, y la conversación ya es una acción en sí misma y que puede dar paso a más acciones.

 

Así que, a partir de ahora, puedes empezar a tener esperanzas o ilusiones, trabajar para que se hagan realidad, y dejar de tener expectativas. 

Ir al contenido