Gestión del enfado

Todas las emociones nos dan información. Antes de reprimirlas, o de tratar cambiarlas, es recomendable entender qué información nos están dando, tanto sobre nosotr@s mism@s, como sobre la situación que está pasando. 

La ira, por ejemplo, puede desencadenarla que nos sintamos perjudicad@s con alguna situación o acción, que sintamos que nos tratan injustamente, que nos sintamos atacad@s en nuestra moral, o en nuestra libertad personal. 

También si sentimos que nos agreden verbalmente o físicamente, o cuando no nos permiten llegar a nuestras metas.

Las secuelas de la ira en el cuerpo perduran durante horas: el cuerpo produce cortisol y el exceso de ello provoca un “envenenamiento”, ya que este cortisol en la sangre hace que ésta se vuelva ácida. Esto puede provocar enfermedades cardíacas.

El órgano relacionado con la ira es el hígado (la expresión “me pone del hígado” es muy clara, o “me pone verde”, que hace mención de la bilis verde que contiene la vesícula biliar).

También deprime el sistema inmune, así que ahora que sabemos que frente a la Covid-19 es muy recomendable tener el sistema inmunológico fuerte, una de las cosas que podemos hacer es gestionar los enfados para que no vayan a más y no nos comprometa el sistema inmunológico.

Incluso altera la visión, provoca el llamado efecto túnel.

 

  • Una vez hemos entendido lo que nos quiere decir, podemos gestionar esa ira o enfado de alguna de estas formas:
    • Parar y respirar: centrar tu atención en la respiración, por si te calma. Hay personas que cuentan números, por ejemplo. Hasta 10, hasta 20, lo que necesites para calmarte.
    • Irte a otro lado (otra habitación, otro despacho, al baño, a dar un paseo). En ese lugar puedes soltar la emoción, en forma de movimiento corporal (puedes saltar, pegar al aire, gritar, mover los brazos y las piernas con energía, correr).
    • Escucha música, canta, pinta, mira fotos de paisajes, lo que sea que te ayude a calmarte.
  • Cuando ya estés más calmad@, intenta identificar qué es lo que ha detonado la ira. Esto nos ayudará a prevenir posibles repeticiones de esta reacción, o por lo menos, nos ayudará a matizar nuestra re-acción. 
  • Una vez que te hayas calmado, puedes expresarle a la persona lo que has sentido y pensado cuando estabas en pleno enfado, así como lo que estás sintiendo al hablar con ella más tarde.
  • Observa los enfados que vayas teniendo, y date un poco de tiempo para ver si puedes empezar a gestionarlos antes de que se vayan acumulando.
  • Ten a mano una frase, un mantra, algo que puedas repetirte, para poder poner distancia con lo que está pasando, y así no dejarte “secuestrar” por la emoción. Puede ser algo como “la ira me hace más daño a mi que a cualquier otra persona o cosa”.
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