A menudo sentimos una emoción determinada, de las llamadas “negativas” y queremos salir corriendo, o esconderla debajo de la alfombra, o guardarla en un cuarto oscuro, empujarla fuera y dejar de sentirla.
En cambio, cuando sentimos una emoción agradable, queremos sentirla el mayor tiempo posible, a veces incluso hacemos lo “imposible” por alargarlo y alargarlo. O la buscamos todo el tiempo, buscamos la forma de repetir esa emoción, con las sensaciones que la acompañan.
Sin embargo, lo más recomendable es aceptarlas todas. Las emociones nos dan información. Nos dicen lo que quizá no queremos saber. O nos dan información sobre algo que estamos sintiendo y que no sabemos siquiera que nos está pasando de forma consciente.
Por ejemplo, la ira nos puede estar diciendo que hay una situación a la que hemos puesto límites, pero no los están respetando. O que nos están poniendo un límite que no nos gusta. Por tanto, nos puede estar empujando a la acción, a hacer algo para remediar la situación.
La tristeza también nos da información. Puede estar diciéndonos que tenemos la sensación de haber perdido algo o a alguien, y quizá no hemos tenido tiempo de reflexionar sobre la pérdida. Por tanto, nos permite ir hacia dentro y gestionar aquello que hayamos perdido.
Por eso es importante reflexionar sobre cada emoción que sentimos, y saber dónde la sentimos, cómo la sentimos, con quién la sentimos y qué nos impulsa a hacer.
Todo esto se podría desarrollar en un diario emocional, con el que podríamos empezar a autoconocernos. El autoconocimiento es uno de los pilares de la inteligencia emocional, y se puede abordar de diferentes formas. Una de ellas es desarrollar el diario durante el suficiente tiempo como para que podamos darnos cuenta de nuestras reacciones.
Una vez que conocemos nuestras reacciones, podemos decidir si están bien para nosotr@s o queremos cambiarlas por acciones, elegir las acciones que queremos tener en cada situación.
Así que todo empieza por acoger todas la emociones, por aceptarlas. En la película «Inside out» («Del revés») se refleja perfectamente lo que puede pasar cuando rechazamos alguna emoción.
Te animo a comenzar este camino, y ya sabes que puedo acompañarte, sostenerte y compartir herramientas que te puedan ayudar en tu proceso de cambio, a tu ritmo y según tus necesidades específicas.