Coherencia Cardíaca

¿Sabías que el corazón tiene 40.000 neuronas?

Y seguro que has notado que se acompasa con nuestras emociones: si estamos nervios@s, estresad@s, asustad@s, late más fuerte.

Y segrega hormonas a través de la comunicación que existe en el corazón y el cerebro, que es el sistema nervioso periférico autónomo. Este sistema nervioso tiene dos ramales, el simpático y el parasimpático. El simpático se activa cuando estamos en peligro, liberando adrenalina y noradrenalina para activar la reacción de lucha y huida, acelerando el ritmo cardíaco. El ramal parasimpático, al contrario, actúa como una especie de freno. Libera neurotransmisores que generan un estado de relajación y calma, disminuyendo la frecuencia cardiaca.

Lo ideal es que ese freno y acelerador se encuentren en equilibrio, pero si vivimos permanentemente tens@s y estresad@s, el sistema simpático permanecerá activado y nuestro freno fisiológico dejará de funcionar con eficacia. Ese desequilibrio afecta a nuestro corazón, que latirá de manera caótica e irregular, con acelerones y frenazos.

Las emociones como la ansiedad, la tristeza, la ira o incluso las preocupaciones cuando surgen de forma espontánea por lo que está sucediéndonos, suelen desencadenarse en momentos puntuales, en los que sucede algo que nos entristece o que nos acelera. Sin embargo, muchas veces alargamos estas emociones con los pensamientos, generando ansiedad, depresión, estrés… Todo esto suele afectar a nuestra frecuencia cardíaca, pudiendo desatar un caos fisiológico.

Por otro lado, emociones como la alegría, la gratitud y el amor realizan lo contrario, provocan lo que llamamos coherencia cardíaca, o sea, armonizan este sistema entre el corazón y el cerebro.

La coherencia cardíaca es un estado en el que la frecuencia del latido es regular y presenta una alternancia armoniosa. Las diferentes ondas que genera se encuentran sincronizadas, siguiendo una frecuencia, forma y amplitud determinadas que forman un patrón repetitivo, ordenado y predecible.

La coherencia cardíaca influye en el ritmo fisiológico. La respiración y la tensión arterial se sincronizan rápidamente con el ritmo cardíaco, así como el sistema endocrino y nervioso, lo cual se conoce como coherencia cruzada. Cuando los principales sistemas de nuestro organismo están sincronizados y armonizados, se hace referencia a un estado de coherencia psicofisiológica. Existen diferentes técnicas especialmente diseñadas para favorecer ese estado de coherencia cardíaca.

Los beneficios de la coherencia cardíaca, tanto a nivel psicológico como físico son:

  • Mejora la capacidad de atención, concentración y procesamiento de la información. 
  • Reduce el estrés y la fatiga. Se ha apreciado que al cabo de un mes de práctica de las técnicas de coherencia cardiaca, el nivel de cortisol, la hormona del estrés por excelencia, disminuye notablemente.
  • Facilita la autorregulación emocional. Cuando pones fin al caos fisiológico, te sentirás mejor automáticamente. El sistema parasimpático genera una serie de neurotransmisores que te hacen sentir tranquilo, lo cual te ayudará a lidiar mejor con las situaciones difíciles manteniendo tus emociones bajo control. Un estudio realizado en la Universidad de Greifswald reveló que la coherencia cardiaca mejora el bienestar subjetivo, la satisfacción con la vida y la autogestión emocional.
  • Estimula la resiliencia y la adaptación en contextos complejos. La coherencia cardiaca facilita la adaptación a todo tipo de imprevistos. Cuando tu fisiología se encuentra en un estado de equilibrio óptimo, tu mente se muestra más abierta y podrás encontrar las soluciones adecuadas con más facilidad. Con la práctica, las técnicas de coherencia cardíaca te ayudarán a afrontar las situaciones adversas con la claridad mental y el equilibrio emocional que necesitas, de manera que éstas te afecten menos.
  • Mejora la calidad del sueño, ya que genera un estado de relajación y tranquilidad que ayuda a combatir el insomnio. Cuando te sientes en paz, logras conciliar el sueño con rapidez y te despiertas más descansado/a.
  • Fortalece el sistema inmunitario. Hay estudios que demuestran que la producción de inmunoglobulinas se incrementa y mantiene hasta seis horas después de practicar la coherencia cardiaca.

En un estudio de la Universidad de Stanford, reclutaron a personas que padecían insuficiencia cardíaca severa con síntomas psicológicos como la ansiedad y la depresión.

Después de seis semanas de tratamiento, quienes habían aprendido las técnicas de coherencia cardíaca reportaron un 22% menos de estrés, un 34% menos de síntomas depresivos y una mejoría en los síntomas físicos como el agotamiento y los sofocos.

Se puede usar la coherencia cardíaca como apoyo para tratar diferentes problemas, tanto en adultos como en niños: ansiedad, depresión, estrés, impulsividad, insomnio, hipertensión…

En vez de intentar cambiar las circunstancias externas, con la coherencia cardíaca empiezas por el interior para encontrar tu centro y desde ahí, poder pensar, sentir y actuar de otra forma. 

Una de las técnicas más utilizadas es la respiración centrada en el corazón, que implica enfocarse en el pecho e imaginar que la respiración entra y sale de esa zona mientras respiras de manera lenta y profunda. 

Regular de manera consciente la respiración a un ritmo de 10 segundos permite modular la actividad vagal eferente y aumentar la coherencia cardíaca. La inspiración produce una aceleración temporal del ritmo cardíaco, mientras que la espiración induce su ralentización.

Las técnicas de coherencia tienen muchos puntos en común con la meditación o mindfulness, aunque no es un estado de relajación como tal, sino que se alcanza un estado conectado y armonioso con el mundo exterior. De hecho, un estudio sobre la meditación autógena mostró que los monjes zen avanzados tenían una extraordinaria coherencia cardíaca, no así los novicios.

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