
En primer lugar, recordaros que todo lo que reflexiono aquí es mi punto de vista, es lo que he aprendido, lo que he vivido. Pero no os quedéis con esto, os animo a investigar y a cuestionaros todo lo que escuchéis y lo que leáis, que lo confrontéis con vuestra experiencia y lo que sabéis.
La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás.
De esta definición de asertividad se derivan unas capacidades que posee toda persona asertiva:
- Sabe decir “no” o muestra su postura hacia algo.
- Sabe realizar peticiones.
- Se autoafirma.
- Gestiona conflictos de forma que se respeten ambas partes.
- Reacciona con autoestima ante críticas.
- Emite opiniones de manera respetuosa.
- Negocia acuerdos.
- Sabe expresar sentimientos.
Es muy difícil ser asertivo si no se tiene una buena autoestima, y es cuando menos improbable que se pueda tener una buena autoestima si se carece de habilidades asertivas para exteriorizarla.
Sin embargo, y esto es de suma importancia, tanto la autoestima como la asertividad son habilidades con las que no se nace y, por lo tanto, en cualquier momento se pueden aprender.
Por otro lado, se puede decir que existen tres perfiles de la asertividad, y que las conductas que no son asertivas nos pueden ayudar a entender la asertividad. Éstas son la sumisión y la agresividad.
La asertividad, la agresividad y la sumisión no son opuestas entre sí, sino que forman parte de una línea contínua, a lo largo de la cual las personas nos vamos moviendo: agresividad – asertividad – sumisión.
La mayoría de nosotr@s vamos recorriendo esta línea a lo largo del día. Dependiendo de las personas con las que nos estamos relacionando o de las situaciones en las que nos encontramos, nos mostraremos más sumis@s, agresiv@s o asertiv@s. Aún así, hay algunas personas que actúan con un patrón muy determinado (son sumisas, o son agresiva), pero otras no tienen ese patrón tan arraigado y fluctúan más.
Existe una cuarta forma de conducta en la que se mezclan las conductas sumisa y agresiva: la conducta pasivo‐agresiva.
La estrategia principal de la persona pasivo‐ agresiva es el chantaje emocional, es decir, lograr que los demás le hagan favores, le refuercen, le acompañen, etc., a base de hacerles sentir culpables. Hacen sentir culpabilidad a los demás y/o suscitan agresividad de las demás personas hacia ellas.
A continuación, te dejo aquí algunas situaciones en las que estaría bien que nos comportáramos de forma asertiva:
- Decir no.
- Emitir opiniones/críticas.
- Recibir opiniones/críticas.
- Supervisar.
- Expresar sentimientos.
- Discutir.
- Realizar peticiones.
Como hemos dicho, la asertividad se aprende, nadie nace siendo más o menos asertivo. En cualquier momento de nuestra vida, podemos decidir cambiar la dinámica que teníamos hasta entonces y sustituirla por otra más sana y respetuosa.