Autoestima

La autoestima se adquiere en el núcleo familiar. Nuestr@s madres y padres (abuel@s, familiares con los que convivimos) se convierten en el reflejo de nuestras capacidades, habilidades y logros. Nos ayudan a crear auto-confianza en nosotr@s y en l@s demás.

Si sentimos que nuestr@s madres y padres creen en nosotr@s, nos sentiremos comprendid@s, respetad@s y valorad@s. La aceptación de nuestros familiares nos permite auto-aceptarnos a nosotr@s mism@s. El amor, el reconocimiento, el respeto y la aceptación hacia la/el niñ@ potenciará el desarrollo de una autoestima sana y le dará seguridad.

 

Si la educación se basa sólo en las normas y la consecución de éstas, sin respetar ni aceptar a la/el niñ@, se podrá desarrollar una autoestima baja. Si no se estimula la autoestima puede aparecer la culpa, la vergüenza, la agresividad… Además, nos puede pasar que, de adult@s, buscaremos la aprobación de l@s demás y dependeremos de nuestro entorno para cubrir nuestras necesidades.

Una autoestima sana no necesita del reconocimiento de fuera, sino que se construye con la confianza y el respeto por nosotr@s mism@s.

 

Existe una relación directa entre el auto-conocimiento y la autoestima. El ingrediente de la auto-aceptación es el que hace el trabajo entre ambos. Tanto la autoestima como la asertividad son habilidades con las que no se nace y, por lo tanto, en cualquier momento se pueden aprender.

 

En principio, hay dos tipos de autoestima:

– La autoestima alta o sana hará que nuestras conductas sean auto-afirmativas y seguras, lo que nos permitirá tomar decisiones equilibradas para nosotr@s mism@s y para l@s que nos rodean. 

– ¿Qué pensamientos creéis que tiene alguien con la autoestima baja? Por ejemplo: «qué desastre», «nunca lo conseguiré», «debería saber que no soy capaz», etc.. Que, a su vez, nos pueden provocar sentimientos como la culpa, la vergüenza y conductas inseguras y dependientes de conseguir la valoración de l@s demás. Nos puede costar, además, aceptar nuestras fortalezas.

– Existe también un estado intermedio: la autoestima media o relativa. 

Con este tipo de autoestima somos vulnerables a la opinión de los demás, aunque será en aquellas áreas en las que nos sentimos más insegur@s. Y tendremos tendencia a depender de la aprobación de nuestro entorno. Oscilaremos entonces entre períodos de autoestima alta y otros de autoestima baja en función de las circunstancias y el valor que demos a la opinión de las personas que nos acompañan en ese momento.

 

No es lo mismo autoestima que ego. Una persona con un gran ego tiene una admiración excesiva por sí misma. Tanto es así que puede desarrollar rasgos narcisistas y observar el mundo desde una óptica distorsionada. El gran problema de este tipo de personas es que se creen superiores a los demás, es decir consideran que son perfectas y que todo lo que hacen también.

Sin embargo, una persona con alta autoestima aunque se valora, lo hace siempre desde una óptica realista. Así, es consciente de sus virtudes pero también de sus puntos de mejora y no intenta camuflarlos para aparentar ser lo que no es. Al contrario, los acepta y si alguno le produce problemas o dificultades trata de encontrar una solución.

Este tema es muy amplio, y como muestra, explicar que los componentes de la autoestima son: nuestr@ autoconcepto, nuestras creencias, nuestros valores, la autocrítica y nuestra conducta (si es asertiva o no).

Ir al contenido