Comunicación no verbal

Cuando hablamos con otra persona, nuestros movimientos, nuestros gestos, nuestros cambios de tono o el hecho de colocarnos más o menos cerca de ella, todo esto está transmitiendo mensajes. En esto consiste la comunicación no verbal.

En gran parte de las ocasiones no somos conscientes de lo que transmitimos a l@s demás, y tampoco de que constantemente estamos procesando toda esa información que recibimos de las demás personas.

El estudio de la comunicación no verbal se inició en los años cincuenta, de la mano de científicos como Scheflen o Ekman. Las teorías se basaron en que los movimientos de nuestro cuerpo no son casuales, sino que los aprendemos de manera similar a como aprendemos a hablar, así que estamos influenciados por nuestra cultura y nuestro entorno familiar.

Cada vez sabemos más sobre este tipo de comunicación. Por ejemplo, hoy sabemos por las investigaciones del psicólogo Mehrabian que, cuando la comunicación verbal es ambigua, se aplica la regla del 7-38-55, donde el 7% de la información se recibe a través de las palabras, mientras que el 38% se atribuye a la voz (entonación, proyección, resonancia, tono, etc.) y el 55% al lenguaje corporal (gestos, posturas, movimiento de los ojos, respiración, etc.). Sin embargo, esta regla sólo se puede aplicar cuando:

1. La conversación es de índole emocional (sentimientos y actitudes)

2. Cuando en el proceso de la comunicación hay incoherencia entre lo verbal y lo no verbal. En este caso, la comunicación que tiene peso es la no verbal.

La comunicación no verbal se compone de 3 aspectos principales:

  • Paralingüística: estudia la voz a través de cualidades como el  volumen (alto o bajo, monótono), tono (voces chillonas, firmes, finas…), entonación (si preguntamos o afirmamos, por ejemplo), velocidad, fluidez, las pausas…
  • Proxémica: las distancias que marcamos para que no nos molesten o no nos intimiden. Varía según factores culturales o contextuales: en Arabia, como en países latinos, suelen aproximarse a las personas con las que hablan. Los anglosajones, o algunas culturas orientales, en cambio, siguen el principio de no acercamiento.
  • Cinesia o Kinésica: estudio de los movimientos del cuerpo humano. Su método de investigación es grabar películas de conversaciones que luego son estudiadas a cámara lenta. Se estudian las palabras o las frases cortas, y los gestos: poner la palma de la mano hacia arriba y adelante, esto muestra ofrecimiento, o dar la mano al saludar a alguien, o arremangarse cuando estamos preparados para iniciar alguna tarea. Además es muy importante también la cara, con las expresiones y las miradas, seguida de cerca por los gestos y movimientos generados con la cabeza y las manos.

Algunos ejemplos y su significado:

. Gestos exagerados, movimientos demasiado rápidos y tics nerviosos, denotan poca seguridad.

. Ladear ligeramente la cabeza puede sugerir dos lecturas, la primera, ladeo hacia la izquierda, sugiere emociones positivas y cercanía afectiva; por el contrario el ladeo hacia la derecha indica reflexión y búsqueda de soluciones ante los problemas.

. Llevar la cabeza con la frente alta indica autoridad y seguridad en uno mismo aunque en exceso puede significar intransigencia y arrogancia. El gesto contrario implica actitudes negativas, sumisión, agresividad y desconfianza.

. El tiempo durante el cual se mantiene la mirada puede también servir de ayuda para saber qué piensa el interlocutor. Así, una persona insegura o nerviosa es incapaz de mantener la mirada fija en su interlocutor durante un largo período.

. Las sonrisas tienen una ventaja por encima de todas las otras expresiones emocionales: el cerebro humano prefiere rostros felices, los reconoce más rápidamente que aquellos con expresiones negativas, un efecto al que Daniel Goleman llamó “ventaja del rostro feliz”. Imaginaos ahora, con las mascarillas, esta expresión emocional se queda totalmente fuera de nuestra comunicación.

Podemos grabarnos mientras hablamos, o mirarnos al espejo, para saber qué estamos transmitiendo a las demás personas. 

Porque puede ser que digamos las palabras más precisas, pero si nuestros gestos no son coherentes con lo que estamos diciendo, el mensaje probablemente no va a ser creíble, ya que, como hemos dicho al principio, la comunicación no verbal es la que prima en estas situaciones. 

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