La respiración, a diferencia de otras funciones automáticas que realiza el cuerpo (como el latido de tu corazón), es una función que puedes controlar, ya que puedes hacerla más rápida o más lenta de lo normal en ti. Y al hacerlo, puedes tener un gran impacto en tu salud mental.
“Tu respiración conecta con lo que estás pensando y en cómo se siente tu cuerpo”, afirma Belisa Vranich, psicóloga clínica. “Y va en ambas direcciones”.
Es decir, la respiración no sólo se acelera si estás estresad@, sino que la respiración rápida también puede provocar que sientas estrés.
Y a la inversa: cuando reducimos conscientemente su velocidad y hacemos que sea más profunda, comenzaremos a sentirnos relajad@s.
“Cuando las personas intentan calmarse a propósito, suelen pensar que encender una vela o repetir un mantra les ayuda, y lo cierto es que esas cosas ayudan. Sin embargo, si funcionan es porque te hacen respirar más lentamente, que es lo que realmente te relaja”.
Cambia tu respiración para que sea profunda y expansiva en la zona del vientre, de esta forma no tardarás en sentirte más relajado. Cuando exhalamos durante más tiempo del que inhalamos, se activa el sistema nervioso parasimpático, y eso es lo ayuda a calmarse.
Esta información sólo tiene fines educativos y no pretende sustituir un diagnóstico o tratamiento médico. No debe utilizar esta información para diagnosticar o tratar un problema o afección de salud. Siempre consulte con su médico antes de cambiar su dieta, alterar sus hábitos de sueño, tomar suplementos o comenzar una nueva rutina de ejercicios.