Aceptación vs victimismo: optimismo inteligente o equilibrado

Una reflexión sobre cómo cambiar nuestra mirada sobre lo que ocurre, para que podamos aceptar, y desde ahí dirigirnos hacia el optimismo inteligente, afrontando lo que sucede con responsabilidad. 

Quizá desde ese optimismo inteligente o equilibrado podamos llegar a la alegría. A este optimismo se llega desde la aceptación. 

Cuando lo que sucede no nos gusta o nos desagrada, normalmente, o lo rechazamos (y entonces sufrimos), o nos conformamos, o lo aceptamos.

No es lo mismo conformarse con lo que sucede que aceptar lo que sucede.

  • Cuando me conformo con lo que sucede, estoy esperando a que algo suceda, pero me quedo esperando, no acciono, no tomo acción. Generalmente tengo una actitud de victimismo, de apatía, no hay motor en mi vida. 

El victimismo es un comportamiento en el que la persona adopta un rol constante de víctima. Son personas que no pro-accionan, que tienen una actitud pasiva ante la vida. Además, evita los problemas, y la culpa de todo lo malo que le sucede es siempre de las demás personas. 

Es un comportamiento bastante habitual, y tiene como consecuencia una visión negativa de la vida, que puede acabar provocando mucho sufrimiento y sensación de indefensión ante lo que ocurre. 

En realidad este rol de víctima se produce como un mecanismo de protección frente al miedo,  la ansiedad e incluso el fracaso. La persona no afronta la responsabilidad de sus acciones y acaba proyectando la culpa hacia las demás personas. 

Además, actuando de este modo suele lograr influir sobre el comportamiento de las personas que le rodean, provocando, por ejemplo, que se ayudad@, que se le preste atención, que se le hagan favores, que se le tenga lástima o simpatía….

Generalmente no lo hace conscientemente, es el mecanismo que ha desarrollado para ser escuchado o atendido. Si escuchamos su malestar, su miedo, su ansiedad, quizá pueda empezar a gestionarlas de otra manera.

 

  • Cuando acepto lo que sucede, aunque no me guste, utilizo esa aceptación como palanca, como motor para accionar en lo que pueda accionar, para hacer lo que pueda hacer. 

Eso implica aceptar mi responsabilidad al 100%, y no 0% responsabilidad, como el victimismo hace, y tampoco el 200%, como puede hacer la persona exigente. Es la responsabilidad al 100%. Y como acepto mi responsabilidad al 100%, y acepto que hago todo lo que puedo, entonces puedo sentir ilusión o esperanza. 

  • Ilusión o esperanza no es lo mismo que expectativa, ya lo hemos explicado alguna vez. 

Ilusión es ir hacia la meta marcada con alegría y ganas, visualizando la meta o el objetivo, pero, si por la razón que sea no llegamos a ella, no hay desesperanza (aunque puede que nos frustremos, claro está), pero luego suele haber ganas de corregir lo necesario para seguir mirando a esa meta. 

O incluso corregimos la meta, porque podemos aceptar que ha cambiado, porque tomamos el 100% de responsabilidad, porque nos ilusionamos con la posibilidad de conseguirla, aunque no sea la que habíamos pensado en un principio. 

 

Espero que esto te ayude, si es tu caso, a salir del victimismo e ir hacia la aceptación, hacia el optimismo inteligente o equilibrado, para ir caminando poco a poco hacia la alegría.

Ir al contenido