Descubrir el paso de los años

Es un tema que solemos ver lejos cuando somos jóvenes, cuando estamos muy ocupad@s, y de repente, un día, nos damos cuenta de que ya tenemos una edad, y podemos empezar a lamentarnos de que nuestra vida no es interesante, que quizá no hemos aprovechado las oportunidades que se nos han presentado. 

Es decir, nos estamos enfocando en lo que ya no podemos cambiar, en el pasado. Podemos quedarnos ahí, en ese lamento, o podemos hacer algo para cambiar nuestra mirada y comenzar a plantearnos el paso del tiempo de forma diferente.

El envejecimiento forma parte de nosotr@s mism@s. Se trata, por tanto, de lograr un “buen envejecer”, que constituye la base del modelo de “envejecimiento satisfactorio”. 

Se proponen unas “claves” en base a varios estudios realizados, para lograr un envejecimiento saludable y feliz, claves que pueden ser, a la vez, “retos” 

  • Aceptar el envejecimiento

“Hay que ocuparse de la vida y no preocuparse por los años, ya que no podemos detener el tiempo”. Vivir con esa lucha continua contra el paso del tiempo acabará generando un gran nivel de angustia.

“Saber envejecer” es sobreponerse a los numerosos cambios físicos y psicológicos, como consecuencia del efecto del paso de los años, en nuestro organismo; es alcanzar esa meta del envejecimiento con plenitud de funcionamiento, armonía, satisfacción y felicidad.

Por tanto, podemos considerar el envejecimiento como una “oportunidad”, que no se puede perder, para crecer en sabiduría, amor, generosidad, amistad, valores, espiritualidad, etc.

  • Actitud positiva ante la vida

Según investigaciones, el estado físico cuando somos jóvenes no implica, necesariamente, tener un envejecimiento saludable y feliz; más bien, el auténtico predictor es el optimismo y la actitud de cómo enfrentarse a los problemas, conflictos y desafíos de la vida. Una persona con pensamientos positivos posee la mejor prevención para hacer frente al envejecimiento.

  • Vivir el momento presente

Tal y como reflexionamos prácticamente todas las semanas, vivir el momento presente nos conecta con nosotr@s mism@s, con nuestro estado presente. Soltamos el pasado y el futuro, y podemos sentir gratitud por nuestra vida en este momento.

  • Buscar el sentido de la vida

Viktor Frankl, desde la Psicología Humanista Existencial, considera que encontrar el sentido a la existencia es un motor básico en la vida. Afirma que “quien tiene algo por lo que vivir, es capaz de soportar cualquier cómo”.

La tarea es buscar ese sentido de nuestra existencia, que puede ser: el amor y ayuda a los demás, entre otros. Encontrar el “sentido de la vida” puede permitirte superar los momentos de aburrimiento y neutralizar los sentimientos de angustia. 

  • Mantener vivas las ganas de aprender

“Aprender” nos ayuda a comprometernos y a desarrollar proyectos que dan sentido a nuestra existencia. El reto está en no dejar nunca de aprender. 

La edad no es un obstáculo para aprender. Cualquier persona puede descubrir aficiones (senderismo, baile, música, lecturas, naturaleza), sensibilidades y capacidades que desconocía totalmente (nadar, pintar, escribir una novela, etc.). Aquí es clave cambiar todas las creencias que nos puedan impedir el aprendizaje.

  • Tener vínculos sociales

Un estudio realizado en la Universidad de Michigan demostró la importancia de los vínculos sociales y de la comunicación en la salud, concretamente en las tasas de mortalidad. En este estudio, la tasa de mortalidad de los individuos con mayor número de contactos sociales, era de dos a cuatro veces menor que la de aquellos que carecían de apoyos sociales. 

  • Ejercicio físico

Según los estudios realizados “existe una correlación muy alta entre la práctica de actividades físicas y deportivas y la mejora de parámetros biológicos de las personas mayores y, lo más importante, esta mejora se puede cuantificar y asimilar a estados de buena salud”. 

Mejora el cuerpo entero: articulaciones, músculos, huesos, pulmones, corazón, circulación de la sangre, la presión arterial, el colesterol.

Ayuda a expulsar las toxinas, oxigena la sangre, aumenta la oxigenación de órganos y cerebro.

Aumenta las endorfinas, que son las hormonas de la felicidad, por tanto, aumenta la sensación de placer, equilibrio y bienestar físico y mental

Un estudio de la Universidad de Virginia con más de 2.000 personas de más de 70 años, llegó a la siguiente conclusión: “Las personas mayores que caminan, diariamente, son menos propensas a presentar deterioro cognitivo rápido. También, se ha comprobado que el ejercicio físico reduce los niveles de tristeza y depresión, siendo un medicamento protector contra la depresión”

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